sábado, 7 de noviembre de 2009

Esto fué amistad y sosiego y lo demás tontería...

EL MAMELUCO Y LA SOLEDAD DEL HUSAR
Comentaba el otro día en la sección "Castañas Pilongas" que la película "Mamma Mía" era una prueba de amor hacia una chica (en concreto, la mía), pues bien, he aquí otra "prueba", en este caso de amistad y sosiego hacia un amigo que tuvo lugar hace unos años.
Un amigo, hace unos años, me comentó que habiendo visto las miniaturas de un servidor, estaba pensando en escribir una novela, cuyo personaje principal era aficionado a pintar figuras en miniatura, y para ello me pidió que le explicara el proceso de montaje y pintura.
Para ello, vino un día a casa, y uno, que es imprudente por naturaleza, cometió la "locura" de abrir la vitrina donde tenía mi colección. Como cualquier observador que se precie (como ya sabemos los que nos dedicamos a esto...), fué abrir la vitrina y las manos de mi amigo, como atraidas por un proceso irrefrenable, se fueron hacia las figuras, cogiéndolas, y haciendo que a este que suscribe, se le fueran y se le vinieran sudores y demás descomposiciones de cuerpo y mente...
Fué pasando el tiempo, y la tarde, y así explicándole como se pintaban , fueron saliendo de las vitrinas varias figuras, entres las que estaba esta que os presento, un Mameluco. Con el tiempo, servidor, se fué tranquilizando, al ver que las fugras seguían bien (y eso pese a los esfuerzos de mi amigo que seguía cogiéndolas como el que coge fruta en el mercado para probarla).

Llegó la hora de la despedida y comencé a guardar las figuras nuevamente en la vitrina, pero quedó una...el mameluco. No sé exáctamente en que momento, por qué, o cómo, pero mi amigo, que hasta entonces había jugado con la muerte sin saberlo, finalmente se decidió a dar el paso nefasto...Al recoger las llaves de encima de la mesa, y junto con una carpeta, enganchó a saber con qué las llaves, y la carpeta al mameluco, el cuál sin pensánserlo dos veces alzó un vuelo absolutamente descontrolado a una distancia de mettro y medio sobre la mesa, y cual Darth Maul vencio por Obi Wan , cayó nuevamente partido en dos piezas a la altura de la cintura, al tiempo que se desparramaban piostola, arcabuz, espada y demás útiles, al contacto con el tablero...

Yo no sé exactamente la cara que puse (eso lo vió mi amigo), pero si alguién estuvo a punto de morir esa misma tarde, fué mi amigo. Contrariamente, "compuse" como pude el gesto, "Nada, no te preocupes, no pasa nada...estas cosas...ocurren.." (y luego salen en los períodicos en la página de sucesos "inexplicablemente dos amigos se pelean y uno es encontrado con una silla incrustada en la cabeza", pensé yo).

Pero no, no pasó nada,

Al cabo del tiempo, el Mameluco, a base de cianocrilato, pintura, paciencia y vástagos de metal, se "restableció" de sus "heridas". Años después, paseando por la Feria del Libro de Málaga, ví un título que me atrajo la atención por "familiar" y por lo familiar de la fotografia de la portada, el libro se titulaba "La Soledad del Húsar", el autor, José -Pepe- Melero Martín, quién pocos días después me llamaba para invitarme a la presentación del libro, a la que acudí gustoso, y en la que pasamos todos los asistentes un rato francamente divertido, cuando Pepe contó la anécdota del Mameluco.

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